Armando Martínez de la Rosa

** Legisladores republicanos y demócratas lo acusan de saltarse al Congreso y hacer la guerra sin autorización.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser llevado a juicio político por intervenir en la guerra de Medio Oriente sin autorización del Congreso, luego del bombardeo sobre centrales nucleares de Irán.

Legisladores demócratas y republicanos acusan a Trump de actuar contra la Constitución y de tomar la decisión de intervenir en una guerra extranjera sin autorización del Congreso y sin que hubiese amenaza inminente a la seguridad nacional de Estados Unidos.

El congresista republicano Thomas Massie publicó en redes sociales que “esto no es constitucional”, en referencia a la intervención de Estados Unidos en la guerra de Israel e Irán.

Sean Casten, legislador demócrata, afirmó que “esto constituye un delito inequívoco que justifica un juicio político” contra Donald Trump.

“Cada vez que Estados Unidos se encamina a recuperar su grandeza, terminamos en otra guerra extranjera”, señaló por su parte la legisladora republicana Marjorie Taylor Green.

Todavía no se presenta al Congreso la solicitud de juicio político contra Trump. La mayoría republicana podría frenar cualquier intento de sentar al presidente en la silla de los acusados.

Hasta ahora, los 2 grandes aliados de Irán, Rusia y China han asumido una posición moderada. China condenó la guerra como medio de solución de conflictos y Rusia ha guardado casi silencio.

Irán amenazó con cerrar el estrecho de Ormuz y la Guardia Revolucionaria -el alto mando del ejército iraní- ha amenazado a Estados Unidos diciéndole que espere “represalias que lamentará” y advirtió que su país “utilizará opciones que están más allá de la comprensión”. Hasta ahora, Estados Unidos no ha resentido respuesta alguna.

No obstante, Irán continuó lanzando misiles sobre Tel Aviv, donde hirió a 100 personas y destruyó algunas edificaciones. Israel ha respondido de la misma manera. Detrás de la guerra está el intento de controlar el Medio Oriente por parte de Estados Unidos, China y Rusia, que se lo disputan por medio de sus aliados, cuyos pueblos sufren las consecuencias. La zona es fundamental para el control militar de Europa y Asia y, por consecuencia, el comercio internacional, el petróleo y otros recursos naturales de la zona.