Armando Martínez de la Rosa
** Llaman expertos de la ONU y premios Nobel a acotar esa herramienta antes de que sea ingobernable. ** Miedos sobre la IA, “puro mito”.
¿Es una amenaza para la humanidad la inteligencia artificial? ¿Se exageran sus alcances? ¿Rebasará a la inteligencia humana y gobernará el mundo manejado por unos pocos?
Tales son unos de muchos cuestionamientos en torno a la herramienta que comienza a relegar, de entrada, el trabajo de una gran cantidad de personas.
La inteligencia artificial (IA) está lejos de ser un concepto nuevo. Data de al menos 70 años. En 1955, John McCarthy llamó a organizar un taller de investigación sobre inteligencia artificial. Al año siguiente, McCarthy organizó la Conferencia de Dartmouth junto con Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon. Ahí nació el concepto y el término.
12 años antes, en 1943, Warren McCulloch y Walter Pitts crearon el modelo de redes neuronales artificiales y en 1950 el genio de la informática que interfirió y descifró las comunicaciones radiales de los nazis en la segunda guerra mundial, Alan Turing, publicó el artículo Computadoras e inteligencia, que cuestionaba si las máquinas podían pensar.
Según la definición dada por una máquina “pensante” la inteligencia artificial es la creación de sistemas informáticos capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el aprendizaje, el razonamiento, la percepción y la toma de decisiones”.
Aún no alcanza las capacidades del cerebro humano, pero cada día se acerca más, tanto que los expertos, entre ellos varios galardonados con el Nobel, llaman a poner límites, fronteras y contenciones a esa herramienta antes de que controle el mundo.
En una conferencia de expertos, la ONU ha puesto el asunto sobre la mesa desde hace más de 2 años. En el más reciente foro, Diálogo global sobre la gobernanza de la inteligencia artificial, la presidenta de la asamblea general, Annalena Baerbock, refirió 3 peligros actuales de esa herramienta: Concentración del poder tecnológico en pocas manos; gobernanza insuficiente frente a la velocidad de la innovación. Sostenibilidad, ante el alto consumo energético de la IA.
En tanto se abren y cierran debates sobre la IA, esta se ha apoderado de herramientas, información, servicios de salud, deportes y educación.
Todavía es una herramienta bajo control humano, pero se perfila a superar al cerebro. “O gobernamos la IA, o la IA nos gobernará”, dijo el presidente de la ONU, Antonio Guterres, en la asamblea sobre esta materia en que España y Costa Rica presentaron una propuesta de diálogo global sobre IA y su control.
La IA lo mismo salva a un estudiante tramposo de elaborar trabajos escolares que ayuda a diagnosticar en minutos una enfermedad o contribuye al control de vuelo de una aeronave. Los grandes desarrolladores de la IA, OpenAI y Anthropic son las empresas más grandes del ramo y han entrado fuerte a la competencia xAI, de Elon Musk y Thinking Machine Labs, liderada por la exdirectora de tecnología de OpenAI, Mira Murati.
Todas ellas se proponen crear una IA que rebase con mucho la inteligencia humana y desarrolle labores que el cerebro no puede o tardaría mucho tiempo en tener resultados. De ese modo, controlarían el mundo de los negocios.
Sin embargo, el peligro hasta ahora imaginario consiste en que la IA pueda en un momento dado reproducirse y decidir por su propia cuenta y dominar a los seres humanos esclavizándolos. Pero esa es una autogeneración inalcanzable por ahora y más imaginación que realidad, según expertos.
“Los científicos llevan ya más de medio siglo tratando de desarrollar sistemas medio decentes de IA. ‘Las técnicas de IA disponibles actualmente son básicamente las mismas que hace treinta años. Lo que ha cambiado es la infraestructura y la disponibilidad de los datos’, explica Alexandra Kirsch, científica independiente experta en inteligencia artificial. ‘Gracias a internet y al desarrollo de ordenadores más rápidos -que aceleran la capacidad de cómputo- podemos responder a nuevas necesidades y usar técnicas como el aprendizaje automático estadístico que estaban disponibles antes pero no eran tan relevantes como lo son hoy’, añade la investigadora”, cita Esther Paniagua en un artículo en Xataca. Los mitos sobre la IA son puro marketing, sostiene.