Aquellos, los de entonces…
Aquellos, los que “tomaban” pozos petroleros. Aquellos, los que “ocupaban” casetas de cobro en las autopistas. Aquellos, los que “organizaban” huelgas estudiantiles en la UNAM sin consultar a los estudiantes. Aquellos, los que por meses “mantenían” un plantón en la principal avenida del país, Paseo de la Reforma.
Y aquellos, los que condenaban las vallas en torno a sedes de poder político y acusaban a los gobiernos que las colocaban de ser una dictadura. Aquellos que permitían que “otros” -unos “otros” muy sospechosos de bandidaje- les financiaran el quehacer político.
Aquellos, sí, tantos aquellos, que hubo en la oposición y ahora son gobierno, argumentan hoy del mismo modo, con idénticos “razonamientos” y hasta iguales frases contra quienes se manifiestan contra ellos, contra su gobierno, contra su desidia para aplicar la ley, su irresponsable indiferencia ante los asesinatos y los desaparecidos forzadamente.
Parafraseando a Neruda, pueden decir: Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Les molesta, les incomoda, les irrita la crítica y la disidencia, y más cuando se cuenta por cientos de miles en las calles del país. Corren y cacarean del susto y recurren al viejo diccionario de la rancia política priista para defenderse. Los escucha uno hablar contra “la derecha”, “la oposición moralmente derrotada” que paradójicamente tanto les preocupa, y pareciera que los discursos se los redactasen los fantasmas de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo.
Se les frunce el… corazón cuando ven las calles clamando justicia, paz, seguridad, eso mismo que ellos exigían y ahora que han llegado al poder -7 años llevan ya- sin dar una solución y, por lo contrario, empeorando los males del país, no tienen otra respuesta que el intento de descalificar al opositor, a los movimientos libres, a la voz de ciudadanos y la desvergüenza de sostener en el poder, al lado suyo, a muchos, muchísimos pillos de 7 suelas.
¿Pues no que eran diferentes y bien chingones? Pa’ eso me gustaban.
