Armando Martínez de la Rosa

** Maneja con destreza un enorme camión de la Ruta 31 en la capital del estado.

Tiene apenas unos 20 años de edad y representa menos. Conduce todos los días un enorme autobús de pasajeros urbano en la capital del estado. El puesto se lo ha ganado por ella misma y demuestra su destreza.

Maneja con destreza el camión, mucho mejor que choferes hombres de mucha más edad y experiencia. Es la única mujer en este oficio, si bien otras laboran manejando taxis.

Recorre las calles a una velocidad normal, ni lenta ni excesiva. Trata a los pasajeros con amabilidad y se esmera, según se ve, por la limpieza de la unidad de transporte. Contrasta el tamaño del camión con la estatura de la conductora. Cualquiera que la vea por primera vez, se sorprenderá. Si aborda, pronto se convencerá de que viaja seguro. Por lo demás, el camión es casi nuevo, con asientos acojinados, bien conservado. También contrasta con muchas otras unidades del transporte público que se encuentran en condiciones de deterioro, a pesar de un presunto programa de renovación y reparación.

Ella se llama Alexa Aída Rangel. Aprendió a conducir el autobús hace 2 años. Al principio fue difícil, recuerda, por el tamaño del camión. Con la práctica, sus habilidades superaron las dificultades y ahora conduce con fluidez por las calles estrechas de la ciudad lo mismo que por avenidas. Su maestro fue “la pareja de mi mamá”, cuenta a Criterios Digital mientras lleva las manos al volante, los pies en los pedales.

El día de la entrevista, mientras conducía, encontró un obstáculo en el recorrido de su ruta, la 31, por lo que improvisó rápidamente y tomó algunas calles de otra, la 30, y entró a colonias del sur. En cada parada, advertía con amabilidad a los pasajeros que intentaban abordar que ella cubría la Ruta 31 y que la 30 “viene atrás”. Les explicaba, por si decidían abordar, por dónde pasaría.

Finalmente, después de un largo rodeo, volvió a las calles de la Ruta 31 y continuó el servicio. Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las movilizaciones de los colectivos ocurrirán en las calles y en foros diversos, con motivos legítimos de sobra. Hay, sin embargo, mujeres que han entrado al mercado laboral muy jóvenes en oficios tradicionalmente masculinos probando que los límites impuestos a ellas son sociales, no naturales ni mucho menos de género. Aída Rangel es una de ellas y todos los días trabaja con gusto, habilidad y amabilidad con sus clientes, los pasajeros.