** Son creadoras de agentes de paz, no sólo buscan formar a profesionistas sino también crear ciudadanos responsables y éticamente comprometidos con el bienestar de su sociedad”, dijo el secretario general ejecutivo de la ANUIES, Luis González Placencia.

En el primer Foro de Cultura de Paz en las Instituciones de Educación Superior (IES) que organizó la Universidad de Colima, Luis Armando González Placencia, secretario general Ejecutivo de la ANUIES, dictó la conferencia inaugural “La cultura de paz en la agenda educativa”, en la que resaltó la importancia de las instituciones educativas como productoras de paz.

“No trabajar en la búsqueda de la paz sólo nos expone al riesgo constante de padecer la violencia en sus múltiples expresiones. Frente a este panorama, la cultura de paz se presenta como un proyecto político, estructural y cultural para evitar la violencia. No es, por tanto, un ideal inalcanzable, sino que parte de un principio realista: el conflicto humano es ineludible y constante, sin embargo, los conflictos no tienen por qué devenir necesariamente en conflagraciones, guerras, terrorismo, acoso y en otras formas de violencia”, indicó.

El mantenimiento de la paz, continuó, “no es una tarea exclusiva del Estado ni de las autoridades universitarias, aunque se requiere por supuesto de la voluntad de quienes estamos al frente de estas instituciones, porque la violencia no se circunscribe solamente a este estado de guerra, pues se puede manifestar y reproducir en prácticamente cualquier estructura o institución social; es tarea de todas y todos prevenirla y erradicarla”.

La cultura de paz es un proyecto político transversal que no se delimita en la prevención de la violencia en una sola estructura social, sino donde ésta se pueda manifestar: educación, economía, vivienda, trabajo, migración, seguridad, salud, entre otros sistemas sociales: “Hemos intentado avanzar en el tema sin poderlo lograr en su totalidad, ya que no es posible atacar solamente una manifestación de la violencia. Necesitamos ser capaces de identificar las condiciones estructurales que la permiten”, dijo.

“La cultura de paz busca comprender las causas de los conflictos, tomar las acciones necesarias para disminuir su número y frecuencia, y crear los medios necesarios para dirimirlos de forma no violenta. Por tanto, la respuesta para la erradicación de la violencia no es la violencia, por eso necesitamos pensar en otros mecanismos”, explicó. 

Para el cumplimiento de este objetivo, “las IES se presentan como centros idóneos para desarrollar teorías, técnicas, modelos, estadísticas, tecnologías y equipos interdisciplinarios y transdisciplinarios que puedan evaluar las situaciones y generar propuestas de solución”, apuntó.

Las Instituciones de Educación Superior, subrayó, “son creadoras de agentes de paz, no sólo buscan formar a profesionistas de excelencia en su área de conocimiento, sino también a ciudadanos responsables y éticamente comprometidos con el bienestar de su sociedad”. Se encuentran en contextos sociales específicos, por lo que es importante que no descuiden el estudio y el desarrollo de conocimiento aplicado a los contextos locales, estatales o nacionales. “Tienen la responsabilidad de identificar las principales expresiones de violencia de su comunidad y los recursos para afrontar estas problemáticas”, mencionó.

“Tenemos que partir de la convicción de que trabajamos en instituciones productoras de paz, tenemos que pensarnos así y desde dentro proyectar eso a nuestras comunidades”. Señaló, además, que las IES se enfrentan a cuatro problemas en su interior: violencia de género, acoso escolar, represión a la libertad de expresión, violencia relacionada con drogas e incluso violencia institucional, asentó.

“Debemos tener claro que la gente que viene a la universidad espera que ésta sea un espacio seguro. No podemos garantizar su seguridad afuera, pero adentro tenemos la obligación sobre la integridad de quienes conforman nuestra comunidad”, enfatizó.

Señaló que las IES son idóneas para pensar en los medios que lleven a una vida pacífica. “Tienen la responsabilidad de ser congruentes con los principios que desarrollan y propugnar la transformación de las relaciones existentes en su interior. Pongámonos a estudiar cómo la violencia ocurre en nuestras instituciones y propongámonos medidas, mecanismos y voluntad para construir entornos de paz”.