Armando Martínez de la Rosa

Espacio Tiempo

Nacido para destruir, incapacitado para construir, el bravucón del barrio ladra de nuevo. Donald Trump amenaza ahora con destruir la industria automotriz de México con el pretexto de instalar las fábricas de vehículos en Estados Unidos. Amenazó -su especialidad de bravucón- con imponer aranceles de 25 por ciento a los autos, camiones y camionetas que México y Canadá exportan a su vecino y socio comercial. Ayer firmó la imposición de esa misma tarifa al acero y al aluminio de México y cualquier parte del mundo.

Hay que entender cómo piensa Trump para negociar con él. El presidente de Estados Unidos piensa y actúa como delincuente. Lo es. 34 cargos penales probados le fueron probados por la ley estadounidense, aunque sin castigo. Entre esos delitos están los de violación sexual y defraudación fiscal. Por este último, el legendario bandido Al Capone fue sentenciado a 11 años de prisión.

Trump ha convertido en bandera política el tráfico de fentanilo contra el que no luchó en su primer periodo presidencial. En cambio, respalda a Alt-Right, una pandilla supremacista que ha sido señalada de traficar drogas en Estados Unidos y cercana a quien fue su jefe de campaña en la primera elección presidencial que ganó, Steve Bannon.

Miente por sistema. Se hace pasar por exitoso hombre de negocios, pero ha declarado 4 veces a sus empresas en bancarrota por deudas no pagadas. Recurrió al Capítulo 11 que permite que negocios en bancarrota sean controlados por sus dueños. En quiebra se declaró en 1991, 1992, 2004 y 2009. Es bueno para la trampa, no para los negocios. Por eso mismo, no reflexiona que los aranceles que impone los pagarán los consumidores estadounidenses a la par que daña la economía de sus socios comerciales, que son de primera importancia para Estados Unidos, esto es, México y Canadá.

Para negociar con Trump hay que establecer las constantes de su conducta: amenazar, presionar, acordar, incumplir, amenazar de nuevo, acordar y así hasta doblar al de enfrente, si se deja.

Como buen bravucón, está lejos de ser valiente. Tampoco es inteligente. Acaso habrá que responderle donde le duele: aranceles a las exportaciones estadounidenses de maíz y pollo a México, que afectarían a las bases rurales de Trump. O, sin aranceles, comprar esos productos en otro país y fomentar la producción nacional al mismo tiempo.

Y así en otros rubros donde sea conveniente. Lo que se debe evitar es mostrar temor ante el bravucón. Perro que ladra no muerde.

PD. Apuntes para 2 memes:

1.- Trump ha renombrado Golfo de América al Golfo de México. Si a esas vamos, el gobierno de Sheinbaum puede declarar a Washington DC con un nuevo nombre: Washington De Claudia.

2.- ¿Qué le propuso el Chapo a Trump cuando se enteró de los aranceles al acero y al aluminio? ¡Fierro, pariente!