Armando Martínez de la Rosa

** Pese a estar jurídicamente protegida, la parota se derriba con impunidad y en ocasiones con autorización gubernamental.

Aunque la parota está jurídicamente protegida en Colima, en los hechos es objeto de frecuente tala clandestina y en ocasiones hasta con anuencia de las autoridades ambientales.

Ayer, el Ayuntamiento de Colima suspendió una obra inmobiliaria en la colonia Bosques del Sur por carecer de permisos de construcción y otros requisitos y por dañar severamente las raíces de una enorme parota de unos 25 metros de altura. El gobierno municipal trabajará en el salvamento de ese árbol.

Persiste, sin embargo, la tala clandestina de parotas en diversos municipios del estado y hasta en la ciudad. En el sur de la capital, en un extenso predio en la confluencia de las calles Javier Mina y Anastacio Brizuela, el Instituto para el Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Gobierno del Estado (Imades) permitió el derribo de numerosas parotas para la construcción de un fraccionamiento. El sitio era un pequeño bosque urbano donde las parotas abundaban. La tala dejó una cuantas en pie. Irónicamente, el fraccionamiento, que ha comenzado a vender, se ubica a unos metros del Parque Regional Metropolitano Griselda Álvarez.

Griselda Álvarez emitió un decreto de gobierno para declarar especie protegida a la parota (Enterolobium Cyclocarpum) y en ese tiempo se castigó severamente a quien talara ese árbol. Durante su gobierno, se creó el Paseo de las Parotas, en los acotamientos de la carretera a Comala.

Posteriormente, mediante una ampliación del decreto original, se prohibió el aprovechamiento de parotas quemadas, pues se descubrió que había taladores que las incendiaban parcialmente para con ese pretexto recibir permiso para obtener la madera.

Árbol emblemático de Colima, la parota es un árbol gigantesco fundamental para el equilibrio ambiental en regiones subtropicales como la de Colima. Con alturas que rebasan 30 metros y una fronda de unos 300 metros cuadrados de los ejemplares más viejos, es de lento crecimiento y alcanza madurez plena en unos 50 años.

Florece al tiempo que tumba y renueva su follaje entre febrero y abril, cuando le brota el fruto en forma de vaina semicircular que contiene varias semillas que son consideradas, cuando tiernas, una exquisitez, y secas sirven para elaborar salsas conforme a recetas prehispánicas. Son refugio de fauna y varias especies animales se alimentan de sus hojas y frutos.

La razón de su tala es la belleza de su madera veteada, resistente a las polillas y la humedad.

EL SEGUNDO DECRETO

Un segundo decreto de protección lo emitió el gobierno de Mario Anguiano, el 13 de agosto de 2011, con base en estudios técnicos. No obstante, las parotas aún se derriban sin que la autoridad ambiental intervenga. Tan sólo a la vera de las carreteras estatales es frecuentemente visible la tala clandestina. En 2024, a la orilla del libramiento de Nogueras, unos pocos kilómetros hacia el norte a partir de su inicio en Villa de Álvarez, taladores estuvieron durante más de un mes sacando madera de una enorme parota talada sin autorización oficial. Luego lo intentaron quemando otra a unos metros de distancia, pero el fuego terminó por consumir el árbol.

El crecimiento de las ciudades es uno de los principales enemigos de los árboles y en particular de las parotas, que son taladas para dejar espacios a los fraccionadores.

El decreto de 2011 de Mario Anguiano apunta en una de sus partes:

“Todas estas especies (arbóreas) han sido afectadas con el crecimiento urbano de los centros poblacionales, en particular la parota, dadas sus características dasonómicas naturales y el interés que existe por aprovechar su madera. Muchos ejemplares de parota han tenido que ser removidos de sus sitios de origen por los cambios de uso de suelo que se han dado en el Estado, entre las principales combinaciones de cambios de usos de suelo se tiene forestal-urbano, forestal- agrícola y agrícola–urbano”.

Y cita que de acuerdo con estadísticas, “se encuentra que en promedio por cada cambio de uso de suelo, han sido removidas de su hábitat de uno a tres ejemplares adultos de Enterolobium cyclocarpum, conocida como parota, de entre los 10 a 15 metros de altura”.

Como se ve, la tala data de antiguo y no se ha contenido. Y lo peor, ahora hasta reciben los fraccionadores permiso del Imades del Gobierno del Estado para derribar parotas.

(Foto de Blanca Calzada: Parota derribada y troceada en el Paseo de las Parotas, apenas en junio de este año.)