** El cubano germano William Scull escabulló el enfrentamiento y sólo en esporádicas ocasiones hubo atisbos de pelea.
Con el cubano germano William Scull rehuyendo al combate y Saúl Canelo Álvarez ineficiente en su permanente intento de golpear a su oponente, el de anoche fue un espectáculo tan fraudulento como vergonzoso.
De larga zancada y extendido alcance, Scull se dedicó a caminar sobre el ring y sólo en 3 rounds mostró esbozos de boxeo. Canelo lo persiguió durante los 12 rounds frustrado por la defensa de piernas del cubano.
Sólo de vez en vez se conectaron golpes, ninguno de ellos suficiente para infligir daño hasta que llegó el round 12 final y la decisión unánime de los jueces dio la victoria al mexicano.
La táctica se sobrepuso al boxeo y la huida suplantó al enfrentamiento deportivo y se evidenció el temor de Scull a recibir los golpes del mexicano. Y el Canelo nunca atinó a abrir una defensa del escurridizo cubano germano que pareció ir sólo por los dólares.
Los rostros intactos de ambos mostraban que no hubo combate, aunque sí un público complaciente con la estafa que ni siquiera rechifló o protestó de otra manera en el encordado de Arabia Saudita.
Para el púgil mexicano, el resultado significó la recuperación del título supermediano de la Federación Internacional de Boxeo y para Scull la pérdida del invicto. Con oportuno sentido mercadotécnico y evidente desvergüenza, al finalizar el combate anoche los negociantes árabes del boxeo, en voz del consejero del Reino de Arabia Saudita, Turki Al-Alshikh, anunciaron el siguiente combate de Álvarez, en septiembre. Se enfrentará a Terrence Crawford, campeón invicto de peso superwelter del Consejo Mundial de Boxeo, con 41 triunfos, 31 por nocaut. La pelea será en Estados Unidos.