** Vence a los caribeños 3 a 2 en el inicio de la Copa de Oro, pero termina vergonzosamente replegado y sacando agua del pozo.
México ganó anoche su primer partido en Copa de Oro venciendo 3 a 2 a República Dominicana, pero da pena y vergüenza.
Como si defendiera una ventaja ante Brasil o Alemania, el Tri terminó el juego pidiendo la hora, replegado en su área y sacando agua del pozo ante el agobio de los caribeños que estuvieron cerca de empatar el juego.
Soberbios, menospreciado al rival, displicentes e irresponsables, los mexicanos entraron a la cancha convencidos de que ganarían sin esfuerzo ante un equipo débil que nunca ha asistido a un Mundial ni ha ganado nada en el balompié de la Concacaf. Sin embargo, los isleños jugaron con disciplina táctica, fuerza, técnica suficiente y, sobre todo, con gónadas.
Los patos les tiraron a las desconchinfladas escopetas mexicanas, le dieron toque al Tri que nunca supo armar transiciones, tuvo salidas ineficientes, errores defensivos y poca vergüenza, nulo coraje.
Edson Álvarez remató de cabeza un tiro de esquina para poner el 1 a 0 al minuto 44. Y al 46, Raúl Jiménez marcó el segundo a jugada de Chaquito Giménez y Alvarado. Y a los 50, los dominicanos descontaron mediante Peter González, que aprovechó un yerro de Malagón y una defensa desaparecida. Al 52, el central César Montes marcó el 3 a 1 con remate de cabeza. Y al 66, Azcona acortó de nuevo entrando como si en la defensa no hubiese nadie.
La vergüenza que para ese momento ya era el Tri se incrementó con el repliegue a que lo obligó la presión de los insulares y el miedo pánico al empate, que estuvo cerca de ocurrir, pero Malagón atajó al menos 2 que iban a puerta con destino de gol. Los cambios fueron una calca de esquemas anteriores y sirvieron de poco o de nada como no fuese evidenciar la profunda crisis del futbol mexicano y el mediocre nivel de los seleccionados.
