Héctor Sánchez de la Madrid

En solfa

A ocho días (ayer) de haber tomado posesión Donald John Trump como el 47 presidente de Estados Unidos de América, le ha ido “requetebién” (como algún día dijo el mandatario Andrés Manuel López Obrador para enchilar a sus críticos por alguno de sus desaguisados) a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, después de los innumerables ataques y amenazas vertidos cuando fue electo por segunda vez dirigente de la nación vecina.

 Si bien Trump empezó a deportar de su país a mexicanos ilegales, no lo ha hecho con la virulencia y la cantidad que había sentenciado, pues hasta el lunes apenas habían rebasado los 4 mil indocumentados transportados en aviones civiles al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, cifra similar a la que realizaba la administración de Joe Biden durante su periodo, según declaró en “la mañanera” la mandataria Sheinbaum.

 El 20 de enero, ya como presidente de EUA, Trump afirmó en la Oficina Oval de la Casablanca, que el 1 de febrero, esto es, el sábado siguiente, aumentaría en términos de un 25% los aranceles a las importaciones de México y Canadá, lo que trastocaría la economía de los países exportadores y, desde luego, también afectaría a las empresas y al mercado estadounidenses, si no cumplían con las nuevas reglas impuestas por él mismo.

 El tema más relevante de las acciones ejecutivas que está llevando a cabo el agresivo gobierno norteamericano es deportar a migrantes mexicanos ilegales, los cuales se calcula que suman poco más de 5 millones de indocumentados. La medida se aplica sobre todo a quienes tienen antecedentes criminales, aunque Trump pretende expulsar a quienes se encuentren en territorio estadounidense sin permiso de residencia.

Una de las decisiones más importantes que tomó es la de que México y Canadá dejen de producir y exportar fentanilo hacia la nación vecina cuyos consumidores sufren estragos mortales por esa droga sintética. En el año 2023 más de 100 mil estadounidenses fallecieron por sobredosis y cada vez aumenta exponencialmente la cantidad de usuarios que se hacen adictos con el peligro de perder la vida o afectar permanentemente su organismo.

Otra norma decretada por Trump es la de considerar terroristas a los criminales de los cárteles mexicanos, lo que le permitiría a sus fuerzas de seguridad entrar al territorio mexicano para atacarlos, lo cual sería ilegal para nosotros ya que violaría la soberanía

marcada en nuestra Constitución federal. Es probable que el mandatario vecino quiera solamente asustarnos y en realidad busque un acuerdo con la presidenta para combatir unidos al narco.

Terrorismo, según la Real Academia Española es la “actuación de bandas organizadas que reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretenden crear alarma social con fines políticos”. Crimen organizado “es un tipo de delincuencia que se desarrolla cuando tres o más personas se unen para cometer delitos de manera concertada. Los objetivos son obtener beneficios económicos, controlar territorios o mercados”.

Queda claro, siendo así, que los significados gramaticales de terrorismo y crimen organizado (o cárteles) son diferentes, ya que los fines que persiguen los terroristas son ideológicos, mientras que los criminales buscan el beneficio propio. Si Trump prueba que López Obrador y Sheinbaum están relacionados con el hampa, entonces sí podría considerarse terrorismo ya que los propósitos serían políticos y no enriquecerse.

Lo anterior desde luego que no va a suceder, por más evidencias que haya del desinterés de uno y otra por combatir, desarticular y exterminar a los cárteles mexicanos que se fortalecieron como nunca durante el gobierno del ahora expresidente tabasqueño radicado en su rancho La Chingada ubicado en Palenque, Chiapas, y que ahora gozan del desinterés de la primera mujer presidenta de México en nuestra historia.

El encontronazo entre el presidente Donald Trump y su par de Colombia, Gustavo Petro, al no aceptar el segundo dos aviones militares con repatriados, provocó que el primero lo amenazara con subir los aranceles un 25 por ciento que podía elevarlos hasta un 50 por ciento. Petro dobló las manos en menos de 24 horas, sentando un precedente para todas las naciones que dependen de las relaciones comerciales con EUA.

El autoritarismo de Donald, su negación a reconocer el estado de Derecho, las leyes y los tratados internacionales, su megalomanía, su misoginia y su racismo congénitos harán un infierno de las relaciones entre Estados Unidos y México, peor aún por las ideologías políticas antagónicas e irreconciliables de Trump y la presidenta Sheinbaum. Inició suave con nuestro país, qué bueno, sin embargo, creo que se endurecerá bastante a partir del 1 de febrero, ojalá me equivoque.