** No todas las especies de fitoplancton generan florecimientos, realmente son muy pocas; cerca de 300 especies, se considera, tienen características de crecer mucho y no todas producen toxinas, explica el investigador Alfredo Pérez.
Con recursos propios de la Universidad de Colima, el académico Alfredo Pérez Morales, del Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas (CEUNIVO), busca conocer a profundidad qué especies de algas están involucradas en la formación de las mareas rojas, cuáles son sus características y los factores que influyen para su crecimiento masivo.
Quiere lograr esto con el proyecto “Caracterización fisiológica y de competencia en microalgas nocivas formadoras de mareas rojas en las bahías de Manzanillo, Colima”.
Tal fenómeno natural ocurre, dijo, no sólo en las costas de Manzanillo o a nivel nacional, sino en todo el mundo, gracias a que en ciertas aguas hay condiciones favorables a que estas especies de algas crezcan de manera exponencial.
Aunque parezca sencillo, continuó, “el tema es complejo, pues no sólo implica su aumento, sino que algunas algas pueden ser tóxicas para las especies marinas y el ser humano, o bien causar estragos a nivel ecológico”. Las mareas rojas, explicó el universitario, son florecimientos algales, específicamente de plancton.
Este microorganismo se divide en dos grupos: animal (zooplancton) y vegetal (fitoplancton), y ambos se encuentran en el agua. “No todas las especies de fitoplancton generan florecimientos, realmente son muy pocas; cerca de 300 especies, se considera, tienen características de crecer mucho y no todas producen toxinas”.
Para que crezcan de manera exponencial, explicó que tiene que haber condiciones favorables como, por ejemplo, “que vengan aportes de la parte continental, que las aguas negras lleguen a las costas sin tratar, exceso de nutrientes que vengan del lavado de tierras agrícolas… esto podría favorecer que haya ciertos nutrientes y se den tales acontecimientos, además de que haya baja de depredadores, lo cual favorece que crezcan en demasía”.
Aseguró que lo anterior no significa que estos eventos sean malos, porque se dan de forma natural debido a estas condiciones; sin embargo, el problema radica en que su crecimiento exponencial puede causar estragos a nivel ecológico. Algunas especies pueden provocar agotamiento de oxígeno, haciendo que disminuya la incidencia de la luz solar y que haya problemas ecológicos.
Asimismo, dijo que el mayor problema ocurre con especies que producen toxinas, pues éstas pueden afectar a los animales acuáticos y en ocasiones se pueden bioacumular en organismos filtradores como moluscos bivalvos (el mejillón y la almeja, entre otras), que si se consumen pueden afectar la salud.
Debido a lo anterior, explicó, la Cofepris tiene mecanismos para supervisar cuándo establecer vedas sanitarias. Sin embargo, es importante conocer a profundidad las especies implicadas en esto, cuáles hay en Manzanillo, sus características y el ambiente favorable involucrado en su crecimiento masivo. “En esto nos enfocaremos”, enfatizó.
En este proyecto también participan las facultades de Ciencias Marinas y de Ciencias Químicas, así como el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste de La Paz, Baja California.