Armando Martínez de la Rosa
** Lo impugna la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, y lo acusa de lavado de dinero y otros delitos.
Hasta poco antes de noviembre y desde 2021, el senador Miguel Ángel Yunes Márquez, en ese tiempo panista, era para Morena y su gobierno el mismísimo demonio, un despreciable “prianista”, un fifí de la política neoliberal. Milagrosamente, fue purificado y ayer recibió constancia de exorcismo: le entregaron su credencial de militante de Morena.
El hoy exorcizado y purificado senador se ganó a pulso en noviembre del año pasado su paso a las filas de los de la buena moral transformadora. Sus delitos fueron borrados, los expedientes penales acusatorios cancelados. Pero en Morena los perdones se entregan bajo seguro. Los expedientes contra su hermano, Fernando Yunes Márquez, por desfalco por muchos millones de pesos en la alcaldía de Veracruz, y los del padre de ambos, Miguel Ángel Yunes Linares, por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y pederastia no se han archivado aunque tampoco reactivado. Son la pistola que tiene Morena puesta en la sien del senador Yunes Márquez para evitar que incurra en veleidades políticas.
El 12 de julio de 2024, el juez Óscar Luis Lozada Hernández, concedió a la FGR una orden de captura de Yunes, electo senador por Veracruz un mes antes postulado por el PAN. El perseguido se puso a salvo en Estados Unidos con el cuento de recibir tratamiento médico. Entonces, la Secretaría de Relaciones Exteriores -por litigios de la FGR, expediente 617/2024- presentó una solicitud de extradición al gobierno de aquel país. La retiraría meses después, cuando Yunes aportó a Morena y el gobierno de la Cuarta Transformación el voto decisivo para aprobar en el Senado la reforma judicial, en septiembre de 2024.
Un mes antes, rindió protesta al Senado protegido por un amparo. Todavía era panista. Y la mañana del día de las votaciones por la reforma judicial, Yunes Márquez desapareció con el argumento de recibir atención médica urgente -otra vez-. Su curul la ocupó su padre, Yunes Linares. Los milagros son frecuentes en la vida del senador Yunes Márquez, quien la noche de ese mismo día volvió a su escaño vivito y coleando, bien curado de la enfermedad matutina, listo para votar con Morena.
Ayer, el senador mostró gustoso su credencial de morenista.
No todo fue tersura. La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, protestó ante la presidenta de Morena, María Luis Alcalde, porque -adujo- Yunes Márquez ha cometido el delito de lavado de dinero y otros más, que la mandataria presentará bajo el nombre de la Carpeta Azul. Y señala que el senador incumple requisitos para militar en Morena y reclama respeto a los militantes veracruzanos del partido oficial.
Eso dice Nahle, aunque quizá la preocupación es su propia sucesión, en 5 años, en la que Yunes Márquez podría ser candidato de Morena a gobernador. ¿Escucha Nahle pasos en la azotea política? No se sabe, pero en Morena, ya se sabe, los milagros ocurren con peculiar frecuencia.