Armando Martínez de la Rosa
** Participaron también criadores de gallos de pelea, perros de raza, gatos, piscicultores y trabajadores de ranchos, plazas de toros y actividades similares cuyos empleos están en riesgo.
Encabezados por los taurinos, del Palacio de Bellas Artes al zócalo de la Ciudad de México, miles de personas marcharon ayer en defensa de sus actividades económicas con animales, de su empleo y de las tradiciones históricas y culturales que de su relación con ellos se han forjado desde hace siglos.
Criadores de ganado bravo, de caballos, gallos de pelea, perros de raza, de gatos, piscicultores, toreros, novilleros, mozos de cuadra, pajareros, agricultores y de otras actividades de que sus empleos dependen.
Los manifestantes, provenientes de muchos estados del país, incluida una delegación representante de Colima, portaban banderas nacionales, carteles con frases de reivindicación de la tauromaquia y otras actividades, marcharon pacíficamente y en el zócalo se concentraron en un mitin.
Insistieron en que sus actividades además de ser económicas y fuente de cientos de miles de empleos en el país, son tradiciones históricas y culturales que, como la tauromaquia, datan de casi 5 siglos en el país y están profundamente arraigadas en la población.
La manifestación y las protestas fueron provocadas por la creciente prohibición de las corridas de toros y las peleas de gallos. En la Ciudad de México se prohibieron las corridas de toros y sólo se autorizarían si se cancelaran los tercios de varas y el de muleta, que incluye la muerte del toro si no es indultado, es decir, desnaturalizando el toreo como trampa para que los empresarios taurinos, los criadores y los toreros se negaran a degradar el eséctáculo.
Demandaron la vigencia del Estado de Derecho, libertades individuales y colectivas, así como los derechos a ejercer su profesión, las actividades económicas legales que desarrollan y la preservación de su identidad cultural.
Manuel Sescosse, uno de los oradores, sostuvo que es “urgente defender lo que somos, porque cuando se atacan nuestras tradiciones, se ataca también nuestra identidad, nuestra historia y a quienes viven de ella”. Los derechos no dependen de una encuesta y las tradiciones “no son moda ni capricho”, sino el alma de los pueblos transmitida de generación en generación, agregó. En el mitin, se resaltó que los criadores de ganado bravo y de otras especies son los verdaderos protectores de los animales, pues dedican su tiempo, trabajo y su dinero a su cría y cuidado para los espectáculos que de ellos dependen. De otro modo, una especie como el toro de lidia desaparecería.