Armando Martínez de la Rosa
** Inundaciones, desbordamiento de arroyos, calles convertidas en ríos, caída de árboles, carreteras dañadas, autos varados, accidentes carreteros, lo mismo de siempre.
Vino otra tormenta, una más, y causó los daños de siempre ante la ineficiencia de las autoridades federales, estatales y municipales.
Al amanecer de ayer, sábado, la lluvia torrencial convirtió calles y avenidas en caudalosos ríos en la zona conurbada. En 20 de noviembre, una vez más, el arroyo de Manrique se desbordó, pasó sobre el puente e inundó la avenida en un hecho conocido por reiterado. Los propietarios de los negocios de ese tramo de la avenida los protegen como pueden.
Con el caudal corriendo por las calles, al menos 5 autos quedaron varados, hubo un motociclista lesionado y hasta una casa se incendió en plena tormenta por una fuga de gas.
El absurdo túnel que conecta a la avenida Ignacio Sandoval con el camino a Altozano, cerca del acceso a Zentralia, se volvió a inundar como tantas otras veces. Ahí se anegan las aguas que vienen del norte y las que llegan, por declive, del sur. Una trampa por las alcantarillas insuficientes.
En Villa de Álvarez, otras inundaciones, la mayor frente a Bosque Real, en el Tercer Anillo. La calle Reporteros, de Lindavista, tuvo destrozos por la corriente de agua.
En Coquimatlán, la carretera que lleva a Los Amiales se volvió intransitable por el desbordamiento del río Colima, bajo el Puente Negro. En la tormenta más reciente ocurrió lo mismo. Y hace unos años, el tramo fue reconstruido a un costo de muchos millones de pesos.
Y una vez más, el arroyo Seco se desbordó y saltó a la carretera en el tramo que conduce a El Chical, por lo que el paso se interrumpió.
En la autopista hubo accidentes de tráileres. Uno en La Salada y otro en las inmediaciones de Cuauhtémoc. Las altas velocidades y el pavimento mojado provocaron los percances, en una carretera en que se vigilaría el cumplimiento de límites de velocidad, según compromiso de los gobiernos estatal y federal.
Otra tormenta, los mismos daños, la misma falta de un sistema de desagüe bien hecho en la zona conurbada, que autoriza fraccionamientos a diestra y siniestra, una de las principales causas de las inundaciones y la conversión de las calles en caudalosos ríos.