** Un amistoso de fecha FIFA que sirvió para mostrar que el Tri carece de creatividad ofensiva en la media cancha y pocas variantes en su sistema de juego.
Un partido amistoso más de la selección nacional de futbol sirvió de remedio contra el insomnio en cuanto espectáculo y para mostrar que el Tri carece de creatividad ofensiva en la media cancha, incapacidad para incorporar laterales al ataque y la ausencia de talento balompédico.
A menos de un año de iniciarse el Mundial de 2026, el equipo nacional volvió a mostrar pobreza de espectáculo, la ausencia de talentos suficientes y pocas variantes en su sistema de juego.
Japón, equipo lleno de futbolistas que juegan en las principales ligas de Europa, sobre todo en la Premier británica, planteó una táctica de presión alta que nulificó la salida mexicana jugando, obligó a saltar líneas y lo sometió en buena parte del primer tiempo. Los nipones fallaron 3 oportunidades claras de marcar.
México, en cambio, recurrió al juego de fuerza y choque propio del estilo del Vasco Aguirre cuando se ve en apuros -meter la pierna fuerte, le llaman-, sin resolver la ineficiencia creativa y, por tanto, la generación ofensiva.
Al Vasco le sirvió el partido para probar jugadores de sobra conocidos como el Chucky Lozano, insistir en cartuchos quemados como Carlos Rodríguez y observar a extranjeros nacionalizados como Berterame. En realidad, de eso se trata en los juegos de preparación.
El partido reunió a 48 mil personas en el estadio de beisbol de Oakland, bien adaptado a cancha de futbol, en Oakland, California, conurbación con San Francisco, donde además de una gran cantidad de mexicanos habitan muchos japoneses, para garantizar taquilla. El martes próximo, México tendrá el segundo partido de la gira ante Corea del Sur.