Armando Martínez de la Rosa
** Resienten las bolsas de Estados Unidos, Europa y Asia el miedo a la recesión.
Los aranceles de 20 por ciento de Donald Trump a las exportaciones europeas a Estados Unidos se han comenzado a aplicar desde hoy, 9 de abril, y han causado bajas severas a las bolsas de valores de Wall Street, el Viejo Continente y Asia.
El mercado de valores a futuro ha resentido más las tarifas estadounidenses, sin que haya todavía una respuesta de la Unión Europea.
En tanto, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, finalmente aceptó que la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, sea intermediaria de Europa con Donald Trump para iniciar negociaciones sobre aranceles.
Europa está dividida acerca de qué medidas tomar ante los aranceles de Washington y se ha paralizado. Los gobiernos nacionales y la mancomunidad están pasmadas, sin unidad de propósito y cada cual toma se rumbo.
Temprano el miércoles 9, los futuros del Euro Stoxx50, en que cotizan las empresas europeas más fuertes, se desplomaban 4.10 %; los de la Bolsa de Frankfurt, en Alemania, perdían 3.96 %, y los de Londres, 1.8 %.
En América, Wall Street perdió 2 por ciento en la cotización de futuros, esto es, contratos de venta de plazo medio.
Las bolsas europeas habían caído por 3 días consecutivos, luego tuvieron una leve recuperación, y hoy abrieron contrayéndose de nuevo.
En Asia, el índice Nikkei de Tokio comenzó la jornada con una caída de 4.28 por ciento, y en Hong Kong el retroceso era de 1.94 por ciento. La Bolsa de Shanghai, tuvo un repunte de 0.22 %.
El temor a una recesión económica global ha crecido y las firmas de todo el mundo se paralizan a la expectativa de lo que sucederá en los futuros cercanos y medianos.
Por otra parte, en una nueva referencia a China, su principal preocupación económica, Donald Trump condenó la presunta participación de soldados chinos en la guerra de Ucrania.
Trump intenta obligar a decenas de países a romper el comercio con el gigante asiático para entonces establecer un nuevo orden comercial en el mundo en que las reglas las dicten Estados Unidos y Rusia, cada cual en su zona de influencia a acordar. Es decir, pretende mediante presiones y amenazas el reparto de despojos exactamente como ha ocurrido al terminar la primera y la segunda guerras mundiales.