Armando Martínez de la Rosa
** Las deportaciones masivas comenzarán hoy mismo. ** La revancha política comienza. ** El clima obliga a ceremonia de investidura esta mañana dentro del Capitolio.
Aunque no cree en la existencia del cambio climático y mucho menos en los Acuerdos de París en esa materia, el frío intenso de una masa de aire ártico sobre Estados Unidos obligó a Donald Trump a cambiar al interior del Capitolio -la sede del Poder Legislativo- la ceremonia de su segunda investidura de presidente de su país.
20 de enero, hoy, es la fecha de inicio de las venganzas políticas del republicano. Cargado de rencores, adicto a culpar a otros de los problemas de su país, a los que él ha contribuido sobremanera, Trump deportará desde hoy mismo a miles de indocumentados que trabajan en Estados Unidos. Y los enviará a México, sean o no mexicanos.
Sin la perspectiva de reelegirse porque ya lo ha sido para los próximos 4 años, llega desatado de los amarres que aconseja la cautela política. Si eso fuese poco, tiene consigo la mayoría republicana en ambas cámaras legislativas. Y sobre todo, posee el poder político más grande del mundo y las armas necesarias para cualquier guerra.
“Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”, ha sido el lema que lo llevó de regreso a la Casa Blanca. Cumplió el augurio de enero de 2021, cuando derrotado electoralmente dejó la presidencia anunciando que regresaría. Días antes, impulsó una intentona de golpe de Estado enviando fanáticos armados a apoderarse del Capitolio. Fue una acción más publicitaria que real, aunque hubo un muerto.
Declarado culpable de varios delitos tales como pago de servicios sexuales con fondos públicos a una prostituta, robo de documentos oficiales, evasión de impuestos y otros de esa dimensión, Trump es, como todos los populistas, un caradura. Se asume por encima de la ley y el derecho con la justificación de que sus intenciones son buenas para su país.
Miente con un desparpajo que se sustenta en la desinformación y la credulidad de quienes le siguen. Culpa, como los demagogos y los populistas, de los males de su país al pasado aunque él mismo sea parte de ese pasado y haya dejado a Estados Unidos, al salir de la presidencia en 2021, una economía al borde del precipicio.
La historia está llena de personajes como él y daría lecciones al presente si hubiera interés por conocer los hechos y su contexto. Pero a la mayoría no le importa ni la historia ni mira al futuro. Le son suficientes las promesas del presente, si le generan ilusiones, sean o no fundamentadas.
Trump se ha rodeado de radicales dispuestos a operar las amenazas. Y de poderosos, como el magnate más acaudalado del mundo, Elon Musk, quien ayer fue orador en el mitin republicano previo a la investidura en Washington. Y de otros multimillonarios extranjeros, como el mexicano Carlos Slim, invitado al convivio con el presidente, en la capital de Estados Unidos. Negocios son negocios.
Para el gobierno de México, para la presidenta Claudia Sheinbaum, la alternativa es sólo una: o negocia o se enfrenta a Trump. Y desde hoy, la disyuntiva es real y de suma importancia para el país. Migración, narcotráfico, comercio, los asuntos de primera importancia entre México y Estados Unidos.
Tal la realidad que llama a la puerta, tales los hechos ante los cuales no hay” otros datos”, tal la necesidad de inteligencia política por encima de las ideologías, cualesquiera que éstas sean.