Armando Martínez de la Rosa
Sabbath
¿Es verdad que la empresa Colossal Biosciences Inc. ha devuelto a la vida al Lobo Terrible que habitaba Norteamérica hace 13 mil años y se extinguió 10 mil años atrás a consecuencia de la gran glaciación planetaria de la época?
Colossal se refiere a los resultados de su trabajo en laboratorio llamándolo desextinción de la especie coloquialmente nombrada Lobo Gigante o Lobo Terrible. De su experimento genómico, obtuvo 3 lobeznos llamados Rómulo, Remo y Khaleesi. Los dos primeros eran los nombres de los fundadores de Roma, que según el mito fueron amamantados por una loba, y la tercera es un personaje de la serie Juego de tronos.
¿Qué hicieron los laboratorios de Colossal? Tomaron unos pocos genes fosilizados de restos del Lobo Terrible, a partir de los cuales construyeron genes sintéticos y los combinaron con los de un Lobo Gris contemporáneo. Lejos están del bicho extinto hace 10 mil años.
Según “el paleogenetista Nic Rawlence, de la Universidad de Otago, el ADN del antiguo lobo terrible, extraído de restos fosilizados, está demasiado degradado y dañado para poder copiarlo o clonarlo biológicamente”, publicó BBC News. Luego, “el equipo de desextinción utilizó una nueva tecnología de biología sintética: cortar trozos de ADN e insertarlos en el código genético de un animal vivo que tiene intacta toda su estructura biológica, en este caso un lobo gris”, explicó Rawlence.
La respuesta es esta, según el paleogenetista: “Así que lo que ha producido Colossal es un lobo gris, pero tiene algunas características similares a las del lobo terrible, como un cráneo más grande y pelaje blanco. Es un híbrido”.
El Dr. David René Romero Camarena, del Centro de Ciencias Genómicas (CCG), campus Morelos de la UNAM, lo explica de este modo: “Yo no diría que lograron desextinguir al lobo terrible, porque para hacer esa afirmación sería necesario reproducir por completo su genoma, algo que no ocurrió. En realidad, lo correcto es hablar de un lobo gris con modificaciones que lo asemejan al lobo terrible únicamente desde un punto de vista genético, ya que hay otras cuestiones naturales imposibles de replicar, como su desarrollo en un ambiente salvaje, sus hábitos de caza o su comportamiento social. Es algo irreproducible”, ha publicado la revista UNAM Global.
Así que estamos ante una exageración informativa. El Lobo Terrible no ha vuelto. Estamos ante un lobo gris contemporáneo modificado genéticamente para tener algunas características de su pariente extinto. Presentada de la manera como ha corrido por el mundo, la noticia ha alarmado a muchos y entusiasmado a otro tanto que con ligereza deductiva considera que ahora cualquier especie desaparecida puede ser devuelta al mundo. El temor de los primeros es infundado y el optimismo de los segundos es riesgoso porque puede derivar en un desentendimiento de la responsabilidad humana acerca de los riesgos de extinción de miles de especies vegetales y animales ahora mismo. Algo así como “¿para qué preocuparnos por conservar, si podemos recuperar a los extintos?
Sin embargo, los experimentos de Colossal Biosciences podrían aportar conocimiento y tecnología genética para aplicarse en resolver otros asuntos, incluidas enfermedades humanas y distorsiones genéticas naturales para atajarlas antes de que detonen en cánceres, Parkinson, Alzheimer, diabetes y diversos síndromes en personas genéticamente propensas a desarrollar esos males, entre otros padecimientos.
El esfuerzo de Colossal Biosciences es elogiable y debe continuar, sobre todo de cara a contribuir a preservar especies contemporáneas en riesgo de extinción o a recuperar a algunas como el rinoceronte blanco del norte de África que sólo se encuentra en zoológicos. Y para recuperar especies vegetales desaparecidas recientemente.
Quiero decir que puede servir a preservar y mejorar la vida, la hermosa vida.