Armando Martínez Orozco
Son los budistas quienes creen en la reencarnación, pero acertadamente dice Mailänder cuántas veces es posible para un ser humano renacer y, además, bajo cuáles condiciones.
Si acaso en esta vida fui un Borges y soñé una bola de cristal donde fuera posible ver todos los espacios del universo, o si acaso nací en tierras cercanas a Colima y visité un pueblo donde todos murieron y sólo son ánimas trashumantes con la sola finalidad de darte un consejo, no sería capaz de imaginarme una reencarnación en el cuerpo y mente de Trotsky o de un Che Guevara, hombres capaces de exterminar a toda la humanidad sólo por la lucha por un ideal, construido en mentes militarizadas y apegadas a un marxismo ciertamente inoperante.
Mailänder no habla de la supuesta agonía de a quienes se les posibilitó el renacer en un cuerpo indígena o afromexicano, donde el hambre realmente acabó con sus posibles esperanzas de tener incluso temor. Por ahí decía un profesor budista, tu existencia no debe padecer angustia pues si no lograste algo en esta vida, tal vez lo hagas en la que sigue. No sé si las posibilidades budistas profesen la capacidad de renacer en un cuerpo dotado de inteligencia y en una familia capaz de llenarte de amor incondicional. Si vamos a más extremos, quienes fueron despojados de su vida en este siglo, probablemente exijan el renacer bajo la espada del sicariato, el hurto, la extorsión y el terrorismo.
Quienes han sido despojados de sus almas, yo no lo sé de cierto, lo supongo, no habrán de desear el renacimiento en la mente de Cortázar o de García Márquez, como sí en la de un hombre con la capacidad de recobrar su dignidad sobre esta tierra.
Aquellos gobiernos que simplemente desaparecen por una idea, en el budismo les espera quizá otra vida de hambre y de miseria, y después redimidos, tal vez puedan optar por renacer bajo la sombra de un gran talento, tal vez y quizá, tan sólo ser unas cuantas palabras en El extranjero.
El budismo lo conoce como karma, y es tan simple como el hecho de que tus acciones serán vengadas en tu renacimiento o inclusive en esta vida. Piensa en el dinero, el poder y la gloria y el budismo se encargará de reencarnarte en un costal de huesos y moscas. Cito a Mailänder: “Buda describe con suma brevedad la residencia de los bienaventurados porque, naturalmente, no podía decir mucho sobre ella; pero cada palabra de las que emplea ejerce un efecto sobre el corazón humano equiparable al que posee el imán sobre el hierro”.
Hasta aquí mi comentario.