Armando Martínez de la Rosa
Despacho Político
La presidenta Claudia Sheinbaum deberá decidir si toma definitivamente el poder político e institucional que le corresponde o permite que la asalten.
Sheinbaum está a 3 fuegos desde el inicio de su gobierno. Uno proviene de Palenque y se manifiesta con los sicarios de Andrés López en Morena y las cámaras legislativas. Otras ráfagas salen de la Casa Blanca, una tras otra. Y unas más salen del crimen organizado, que con alarmante frecuencia se relaciona con políticos.
Si quedaba alguna duda, se disipó el domingo al mediodía, en el zócalo de la Ciudad de México. El episodio de los alzaditos que le dieron la espalda, la desairaron y la obligaron a mandarlos a ellos a su vez a la más lejana chinampa de Xochimilco, mostró la existencia de la fracción obradorista dispuesta a someterla, si ella lo permite.
Tras la descortesía con la presidenta, el único que no se disculpó fue Andrés López Beltrán, el junior que quiere ser presidente y en torno al cual se congregaban los cabecillas del cártel político de Palenque el domingo, a la hora de las fotos y el desaire a Sheinbaum. ¡Vaya soberbia del tipo!
La semana antepasada, el cártel de Palenque había desdeñado a Sheinbaum al mandar, en el proceso legislativo, la iniciativa de la presidenta contra el nepotismo electoral a entrar en vigor en 2030 y no en 2027 como ella propuso. Bien distinta conducta a la que guardaban cuando López les ordenaba no cambiar “ni una coma” a sus iniciativas.
A la presidenta la han acosado desde que era candidata. Le impidieron, entre otras muchas acciones, hacer candidato al gobierno de la Ciudad de México a Omar García Harfuch, quien ahora es su hombre de confianza en el combate al crimen organizado y su línea de comunicación con los organismos de seguridad de Washington, donde goza de prestigio.
El fuego de la delincuencia organizada persiste. La han presionado y ha resistido. Por necesidad, desechó la criminal estupidez de “abrazos, no balazos” y tuvo que enfrentar a sangre y fuego a los cárteles agrandados y fortalecidos por López.
Conocemos la dimensión y el poder de las organizaciones criminales, designadas terroristas por Washington, pero el fin de semana se mostró todo el horror de que son capaces. Un campo de exterminio fue descubierto en Jalisco, a una hora de Guadalajara, donde han sido asesinados más de 400 jóvenes secuestrados por el narco con el engaño de trabajo bien remunerado ofrecido en Facebook.
La tercera metralla proviene de Donald Trump, un hombre voluble, impredecible, sin palabra de honor y narcisista. De trato más que difícil, se estremece sin embargo cuando le responden. Con todo, Sheinbaum puede negociar inteligentemente con él y volverlo su aliado. Es el más poderoso de sus adversarios. Con su ayuda, puede arrasar al narco, por un lado, y poner en paz -o en la cárcel- a los alzaditos del cártel de Palenque, por otro. Sheinbaum ha demostrado inteligencia política. Ahora requiere tomar todo el poder presidencial con ella. De otro modo, persistirá el riesgo del chantaje, el boicot y la traición de los alzaditos de Palenque y sus socios criminales. Como decían los políticos viejos: el poder presidencial no se comparte, porque se pierde.