Armando Martínez de la Rosa

** Se agotaron medicamentos, material de curación, se suspenden las cirugías y ni siquiera hay paracetamol. ** Tampoco tienen teléfonos, el laboratorio no funciona y el elevador lleva 2 años fuera de servicio.

El Hospital Regional Universitario colapsó y no puede dar servicio alguno. “No tenemos ni paracetamol”, revelaron médicos y enfermeras que ayer salieron a las calles a protestar por quinto día.

Hasta ahora, el gobierno estatal ha sido indiferente al grave problema de la paralización de los servicios del Hospital Regional, el más importante nosocomio público que en el pasado ofrecía servicios médicos a pacientes de Colima y poblaciones cercanas de Michoacán y Jalisco.

En la protesta de ayer, participaron también personal de servicios administrativos y de cocina al lado de los doctores y las enfermeras, pues las carencias abarcan también sus áreas de trabajo.

Las cirugías se han suspendido porque los doctores carecen de insumos para las operaciones, a grado tal que les faltan hasta guantes sanitarios e hilo para suturar las heridas de una cirugía.

Tampoco hay servicio de tomografía (radiografías), no funciona el laboratorio, carece de material de curación y de medicamentos, incluso paracetamol, las píldoras más comunes que se recetan con frecuencia en los hospitales públicos para diversas dolencias y bajar las temperaturas altas de los pacientes.

Ayer, los doctores anunciaron la suspensión de las cirugías por la imposibilidad técnica de practicarlas.

El personal administrativo informó que el servicio de telefonía no funciona. El conmutador y las extensiones telefónicas han colapsado, sin saber el motivo.

En tanto, revelaron, los pacientes fallecen por la imposibilidad de atenderlos.

Sobre el camellón de la avenida Camino Real, afuera del hospital, la mañana de ayer personal del nosocomio mostraba mantas con textos sobre las carencias y coreaban “¡Queremos insumos!” y “¡Queremos trabajar y no tenemos con qué!”.

Luego de 5 días de protestas, que también se llevan a cabo a la entrada principal del hospital, y dentro con mantas que explican las carencias, el gobierno estatal ha mantenido silencio e indiferencia.

Los pacientes y sus familiares buscan alternativas de atención médica, pero -dicen- les resultan muy costosas y fuera de su alcance.