Armando Martínez de la Rosa

** La usual y conocida tormenta de encuestas a finales de las campañas resulta por lo menos cuestionable. ** El “voto escondido” y las fallas que señalan los expertos.

La publicación de encuestas en periódicos impresos a finales de las campañas es un viejo y conocido truco de propaganda electoral a que solían recurrir los partidos y los candidatos en tiempos en que las redes sociales aún no ocupaban el espacio de la comunicación de masas.

Publicada ayer, la encuesta de El Universal que da 20 puntos de ventaja a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, sobre la opositora Xóchitl Gálvez, recuerda esa antigua práctica.

Con todo, la debilidad de la encuesta de Buendía & Márquez encargada por El Universal tiene, a juicio de varios especialistas, un flanco débil: 2 mil cuestionarios contestados cara a cara en vivienda, cuando la precisión de tales estudios ha disminuido velozmente contra los estudios de opinión en redes sociales.

Un factor más: 19 por ciento -según la encuestadora- rechazó responder. Si ese porcentaje es real o mayor en el peor de los casos, el cálculo final podría tambalearse.

“Las encuestas online y por correo electrónico conservan el anonimato de los encuestados. Los cuestionarios por correo también permiten una invisibilidad total, lo cual maximiza la comodidad de los encuestados. Incluso las entrevistas telefónicas no son cara a cara, por lo que la comunicación es más privada. Este anonimato tranquiliza a los encuestados y les anima a responder con sinceridad; sin embargo, sigue habiendo un componente humano en las entrevistas telefónicas. Los cuestionarios digitales aportan el mayor anonimato y la mayor privacidad. Este tipo de cuestionario es ideal para todo tipo de empresas y temas, y produce las respuestas más honestas. Los resultados son más precisos con este método”, sostiene la empresa Pointerpro, dedicada a la tecnología de integración e interpretación de los estudios de opinión y de mercado.

“Con los cuestionarios por correo, online o por correo electrónico, no hay límite de tiempo y nadie al otro lado a la espera de una respuesta. Los encuestados pueden tomarse su tiempo para contestar las preguntas. Las respuestas suelen ser más sinceras. Se ha demostrado que la presencia de un investigador puede llevar a respuestas menos sinceras y más deseables socialmente”, advierte Pointerpro.

Tal es la clave. Los ciudadanos son renuentes a responder sinceramente cuestionarios cara a cara y muchos de quienes los contestan ocultan, sobre todo en política electoral, su verdadera intención de voto.

Aunque señala ventajas de la encuesta cara a cara y en domicilio, la empresa Question Pro advierte que “como este método implica la elección de unidades de muestreo por conveniencia, por lo que los niveles de fiabilidad pueden ser cuestionables”.

Es lo menos que podría señalarse a la encuesta de El Universal a 5 días de la elección.

El así llamado “voto escondido”, el que mantienen en total hermetismo muchos ciudadanos y que con frecuencia no son consultados o se niegan a responder cuando son interrogados cara a cara, suele favorecer -así fue en elecciones anteriores- a los opositores.

La única certeza hasta ahora es que la elección del domingo próximo es impredecible, incierta y nadie puede adelantar un triunfo. Y menos cuando el proceso electoral ha sido el más violento y sangriento desde que México se abrió a la democracia con la reforma política de Jesús Reyes Heroles en 1979.