** Derrota 5 a 0 a Vancouver Whitecaps que no presentó resistencia.

Cruz Azul se aplicó anoche con disciplina táctica y juego de conjunto con variantes al ataque para derrotar 5 a 0 a Vancouver Whitecaps y coronarse en la Copa de Campeones de Concacaf en el estadio olímpico de Ciudad Universitaria, en la capital del país.

Obtuvo, además, la clasificación al Mundial de Clubes de 2029. Su director técnico, Vicente Sánchez, ganó su primer título en un semestre al frente de un equipo de primera división. Pese a ello, probablemente sea cesado por la directiva luego de la eliminación en semifinales del torneo de la Liga Mx, 3 semanas atrás.

Desde un principio, los Cementeros atacaron alternadamente por las bandas, sobre todo la izquierda, y por el centro. El primer gol cayó temprano precisamente por jugada en la banda izquierda, donde el carrilero Rotondi dio un gran partido. El robo de un balón en presión alta terminó en Rivero que la cruzó rumbo a la red. Corría el minuto 8.

Otro balón por izquierda, vía Rotondi, fue tomado por Faravelli que, incorporado al ataque, marcó el 2 a 0 al minuto 28.

Sepúlveda, campeón de goleo del torneo, anotó al 37. Y en otro error de la zaga canadiense, el polaco Bogusz metió el cuarto tanto al 45.

Terminado el primer tiempo, Cruz Azul tenía casi asegurado el campeonato, pero todavía Sepúlveda sumaría el quinto apenas empezando la segunda parte, al 50.

Los Whitecaps nunca ofrecieron resistencia, no supieron resolver la presión alta de sus adversarios ni encontraron espacio para armar ofensivas desde la media cancha. El arquero cementero Kevin Mier pasó una noche de asueto. Parecía que hubiesen desaparecido desde el primer gol recibido. Tampoco el director técnico Ingemann Sorensen reaccionó y apenas modificó el cuadro para el segundo tiempo con 2 cambios que no rindieron.

Aun con el marcador holgado, Cruz Azul insistió en el ataque hasta que Vicente Sánchez decidió cerrar el partido y envió a Chiquete Orozco por Rivero y a Giakoumakis por Boguszal minuto 67. Y al 77, sacó a Sepúlveda por Morales e ingreso a Luka Romero por Faravelli. Al 86, envió a Gutiérrez por Rodríguez.

Con el título en manos cruzazulinas, la tribuna se volvió una fiesta y la cancha en pista de festejos de los jugadores y sus familiares.

Al silbatazo final, Vicente Sánchez se arrodilló en la banda de la cancha, lloró bajo la lluvia pertinaz y dio gracias al cielo. El arbitraje fue impecable porque los equipos no dieron problemas disciplinarios.