** Texto leído al finalizar la misa que a las madres buscadoras ofició ayer el obispo de Colima, monseñor Gerardo Díaz Vázquez en la Plaza de las Personas Desaparecidas, en la Piedra Lisa.

Pronunciamiento por el Día de las Madres dedicado a las madres buscadoras y a las madres desaparecidas:

Este 10 de mayo no es una celebración para todas. Hoy levantamos la voz por aquellas madres que no reciben flores, sino indiferencia. Que no reciben abrazos, sino silencio. Que no encuentran descanso, porque su corazón sigue buscando.

En este país hay madres que al momento de la desaparición de su hijo o hija, no tienen ni un peso para tomar el autobús e ir a poner una denuncia. Hay quienes olvidan comer, quienes han pasado días durmiendo afuera de fiscalías, en parques, o a las puertas de hospitales, porque la búsqueda no espera y los recursos no alcanzan.

Hay madres que además de cargar con el dolor de una desaparición, enfrentan la violencia en su propio hogar. Otras han tenido que abandonar sus tratamientos médicos, posponer su salud y su vida, para seguir buscando. Porque para una madre buscadora no hay descanso, no hay tregua.

Hay quienes llevan muchos años buscando y hoy sienten cómo el cuerpo envejece, cómo la energía se agota, mientras las autoridades siguen ausentes. Hay quienes han perdido su empleo, su hogar, su estabilidad, todo… menos la esperanza.

Hay madres que han enfermado al recorrer campo tras campo, adquiriendo enfermedades en la piel y en las vías respiratorias. Algunas se han quebrado huesos, otras han sido picadas por animales… pero siguen adelante. Porque encontrar a sus hijos es su única misión.

Y hay madres que han vivido lo impensable: encontrar restos en fosas clandestinas y cargar con esa imagen por el resto de sus vidas. Porque aunque los encuentren, el alma ya no vuelve a ser la misma.

Y sin embargo, pese a todo el dolor, el abandono, la precariedad, el miedo y la violencia… siguen. Se organizan, se acompañan, se sostienen. Siguen buscando a sus hijos e hijas, y ayudan a buscar a los hijos de otras.

Hoy no les decimos “feliz día”.

Hoy les decimos: gracias por resistir, gracias por luchar, gracias por no rendirse, gracias por buscarlos a todos.

Hoy honramos a las madres buscadoras. Y también recordamos con fuerza y rabia, a todas las madres que han sido desaparecidas y aquellas que han sido asesinadas por su labor de búsqueda.

No podemos permitir que la búsqueda la sigan haciendo sólo las familias. Porque la exigencia de justicia y verdad es una responsabilidad colectiva. Porque merecen respuestas, merecen verdad, merecen volver a abrazar.

Hoy más que nunca, seamos solidarios, seamos empáticos, y acompañemos a quienes no descansan hasta encontrarles. Hoy honramos el amor de madre que está tratando de reconstruir los pedazos de su hogar y su país.