Armando Martínez de la Rosa

** El miedo a la recesión económica mantiene en duda a Washington acerca de cómo aplicar los gravámenes a las importaciones.

Sólo hay una constante en la política arancelaria de Estados Unidos, que entra en vigor hoy por decreto presidencial de Donald Trump: la incertidumbre.

La hay tanto en los países que serán afectados por la nueva carga impositiva a sus exportaciones a Estados Unidos como en el equipo de asesores de Donald Trump.

Hasta ahora, lo único cierto es que los gravámenes surtirán efecto hoy y se aplicarán a partir del primer minuto del jueves incluso a los embarques que se encuentran en camino de llegar a Estados Unidos, esto es, los pedidos previos que están por ingresar.

Las dudas del gabinete trumpiano son básicamente 2: el monto general o selectivo, según se trate de este o aquel país, la primera, y la segunda, la probabilidad de desatar una recesión económica que hasta hace días Trump decía arrostrar. Según él, más pronto que tarde los efectos positivos en la economía estadounidense se manifestarían. No todos sus asesores están de acuerdo, ni siquiera la mayoría. Y el miedo a que la recesión derive en stagflation, es decir, recesión con inflación, uno de los peores escenarios económicos.

Estados Unidos enfrenta 2 tipos de respuestas, las que aceptan el reto y suben los aranceles a las exportaciones norteamericanas, como el caso de la Unión Europea, India, Canadá, Japón y China, entre los principales, y las que prefieren negociar a partir de la tasa que se les aplique, como el caso de México.

Más duro ha sido Japón, que días atrás sacó a la venta una parte de los bonos del tesoro estadounidense que tiene en sus arcas. Fueron 20 mil millones de dólares, un pequeño aviso de lo que puede hacer siendo como es el principal acreedor de Estados Unidos, es decir, la deuda de éste con Tokio es voluminosa: 1.8 billones de dólares. Por si fuera poco, Japón ha iniciado una alianza con China -su enemigo histórico- y Corea para enfrentar los aranceles de Trump. China es el segundo más importante acreedor de Washington.

La Unión Europea se ha dividido y no puede presentar una posición conjunta, sobre todo por la renuencia de Francia a reducir los aranceles a la carne y otros agroproductos estadounidenses. Italia, en cambio, parece someterse a Washington, probablemente por las inversiones de los capitales italianos en América.

Ahora, Estados Unidos considera aparte los aranceles a China, Canadá y México, debido a los problemas de logística que implica aplicarlos a rajatabla.

Los analistas económicos temen a la recesión mundial y han reducido sus cálculos de crecimiento de la economía global. Los bancos centrales se mantienen expectantes por la incertidumbre.

Los mercados financieros se sacuden entre bajas drásticas y recuperaciones parciales. Reflejo del caos es el aumento del precio del oro al nivel más alto desde hace casi 50 años.

En México, el temor a la recesión ha crecido y las expectativas de crecimiento en 2025 se han reducido. Como fuere, las dudas se despejarán hoy en la tarde, cuando el anuncio se detalle en la fiesta que ha preparado la demagogia de Trump por la celebración, hoy, del por el llamado “día de la liberación” de Estados Unidos.