Juan Carlos Estrada

Periodismo

Una práctica que debería ser elemental en el periodismo de todo el mundo, es la de verificar la información de las fuentes antes de su publicación.

Es de un periodismo muy pobre que no merece ninguna sociedad, el publicar todo lo que sale de la boca de un declarante sin antes hacer un mínimo chequeo para saber si la información ofrecida es cierta o falsa.

Esta práctica ha sido usada desde que existe el periodismo y se justifica con el también pobrísimo argumento de «lo publiqué porque así lo declaró (el funcionario fulano, el empresario perengano o el líder social zutano)».

Injustificable postura, pues hacer públicas las medias verdades o mentiras completas de una fuente declarante, no sólo no está reñido sino debería ser obligado, complementarlo con los resultados de la verificación de datos.

Esto lo señalo por dos temas que se presentaron esta semana en La mañanera del pueblo (chocante nombre oficial de las conferencias de prensa diarias de la presidenta Claudia Sehinbaum). La primera el lunes, cuando Iván Escalante, procurador Federal del Consumidor, habló de los precios de las gasolinas en los últimos seis años, y el jueves, que Marcela Figueroa, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ofreció datos sobre la incidencia delictiva, también en los últimos seis años.

Resulta que el Procurador Federal del Consumidor dijo que el primero de diciembre de 2018, día que asumió la Presidencia de México Andrés Manuel López Obrador, el precio promedio de la gasolina era de 26.01 pesos y el último día de su gobierno, el 31 de septiembre de 2024, costaba 24.15 pesos.

El precio de la gasolina bajó con López Obrador, dijo el titular de la Profeco. Mentira enorme que se comieron todos los medios (por flojera o por compromiso). No encontré uno solo que verficara y descubriera que el primer día del anterior sexenio, el precio de ese combustible era de 19.31 pesos el litro y el primero de octubre de 2024 el litro de Magna estaba en 23.91 pesos, un incremento del 24 por ciento, según datos de la Comisión Reguladora de Energía.

El jueves, la responsable del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, aseguró sin ninguna pena y (peor) sin ser cuestionada por ninguno de los varios reporteros asistentes a la conferencia de prensa matutina, que al finalizar el gobierno de AMLO, el número de homicidios dolosos en México tuvo una reducción en términos generales del 18.3 por ciento respecto a los cometidos durante el tiempo que gobernó Enrique Peña Nieto.

Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es decir, del propio Gobierno Federal, revelan que al finalizar el sexenio de López Obrador, el número de víctimas de homicidio doloso en México fue de 188 mil 966, mientras que la información del INEGI (el SESNSP ofrece información a partir de 2014), muestran que durante el peñanietismo se cometieron 156 mil 6 asesinatos.

Inconcebible que ningún reportero en la conferencia de Sehinbaum y ningún medio se haya preguntado, cómo le hacen en el Gobierno de México para que 188 mil 966 sea un número menor a 156 mil 6.

Si yo que soy un simple consumidor de medios de información pude hacerlo, estoy seguro que periodistas que se dedican profesionalmente al oficio lo harían mucho mejor, así que, por favor, verifiquen.