Armando Martínez de la Rosa
** Da un nuevo plazo de 90 días para negociar con 75 países que lo han solicitado. ** “Se mueren por negociar y me están besando el culo”, se burló Trump. ** En contraparte, eleva la tarifa a 125% a China, en respuesta al revire.
Donald Trump reculó ayer en la aplicación de aranceles y dio un plazo de 90 días para negociar con los países que han acudido a solicitarlo, unos 75. En cambio, a China le incrementó a 150 por ciento las tarifas a sus exportaciones a Estados Unidos, en la continuación de una serie de revires entre ambas naciones.
En tanto, queda vigente la tasa general de 10 por ciento a todo el mundo, excepto a México y Canadá. Otros países del continente americano sí lo pagarán, igual que la Unión Europea.
El plazo es para las naciones que no han aplicado represalias contra las medidas de Trump y que han buscado negociar las tarifas. “Estamos dispuestos a escuchar a cualquier país del mundo que quiera venir a negociar”, sostuvo.
No obstante, queda vigente una tasa general de 10 por ciento para todos quienes comercian con Estados Unidos, incluida la Unión Europea, que preparaba una respuesta de 25 por ciento a las exportaciones estadounidenses. Esa tarifa está vigente desde el sábado reciente.
“La gente estaba empezando a ponerse nerviosa”, explicó Trump, sobre todo las caídas de las bolsas de valores del mundo y el mercado de bonos. Se refería a los bonos del tesoro de Estados Unidos, es decir, a la deuda externa de Estados Unidos de 1.3 trillones de dólares, que según expertos en finanzas es el fondo de la política comercial de Trump.
China comenzó a vender esos bonos -es el principal acreedor de Estados Unidos- y lo mismo hizo Japón, el segundo acreedor de Washington. El mercado de bonos “es muy complicado”, dijo Trump.
Tras el nuevo plazo, los mercados financieros del mundo reaccionaron al alza y hubo revaloración de las acciones de las grandes empresas transnacionales. Wall Street registró alzas de entre 6 y 8 por ciento en la jornada de ayer.
Sin embargo, Trump no admite que reculó por las caídas bursátiles, precisamente donde había más nerviosismo por la incertidumbre y la amenaza de recesión. Internamente, la economía estadounidense ha dado señales de retroceso y una creciente inconformidad con el manejo trumpiano de la economía.
En su aparente euforia, Trump evidenció su vulgaridad. Se refirió a los 75 países cuyos gobiernos han acudido a Washington a solicitar una negociación. Lo consideró un triunfo de su estrategia y dijo que “estos países nos están llamando. Me están besando el culo. Se mueren por llegar a un acuerdo”.
Respecto de China, a la que originalmente le aplicó aranceles de 34 por ciento, a lo que el país oriental respondió imponiendo la misma tasa a Estados Unidos, que a su vez aumentó 50 por ciento las tarifas a China. La respuesta fue la misma para igualarse en 84 por ciento. Y ayer, Trump elevó la tarifa a 125 por ciento. Los revires chinos los calificó de “una falta de respeto”. Y alardeó: “En algún momento, ojalá en un futuro cercano, China se dará cuenta de que la época en que estafaba a Estados Unidos y a otros países ya no es sostenible ni aceptable”.
Falta saber si el gigante de Asia eleva también los aranceles o si opta por sacar al mercado los bonos del tesoro y en qué cantidad. Equivaldría a cobrarle a Washington una parte considerable de su deuda externa y mellaría al dólar. “Vamos a llegar a un trato. Vamos a llegar a un trato con China y con todos los demás países. Serán acuerdos justos. Yo solo quiero justicia”, aseguró el presidente estadounidense. Los primeros países con los que negociará son Vietnam, Japón, Corea del Sur y la India.