Armando Martínez de la Rosa

Despacho Político

Fue la noche del 6 de julio de 1988. Cerrada horas atrás la jornada electoral, la Comisión Federal Electoral -que era parte orgánica de la Secretaría de Gobernación- mostraba por primera vez el conteo de votos en pantallas de computadoras.

Había 3 candidatos a la presidencia: Carlos Salinas, del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional (PMT, disidentes del PRI y Partido Comunista Mexicano) y Manuel Clouthier, del PAN.

Cuando comenzó el conteo, pronto Cárdenas se fue adelante. Y así se mantuvo la tendencia un largo rato con Cárdenas subiendo. Salinas se rezagaba. Y de súbito, sobrevino un apagón de las computadoras. “Se cayó el sistema”, dijo el entonces secretario de Gobernación y, por ende, presidente de la Comisión Federal Electoral, Manuel Bartlett Díaz, quien casi un año antes había competido en el PRI por la candidatura presidencial.

Transcurrieron varias horas y por fin se restableció el sistema. Entonces, ¡milagro!, apareció Salinas a la cabeza y desde ahí hasta que lo declararon ganador de la elección.

El Frente Democrático Nacional se puso en pie de guerra. La sospecha de manipulación del sistema de conteo y el consecuente fraude electoral. En torno a Cárdenas, se unieron la excandidata presidencial del PRT, Rosario Ibarra, y el líder enorme que era Manuel Clouthier, y cientos de miles de ciudadanos en resistencia.

De aquel movimiento -al que Cárdenas abandonó- surgiría poco después el PRD, al que se unieron el PMT de Heberto Castillo y el Partido Comunista Mexicano, además de muchos priistas, entre ellos Andrés Manuel López Obrador y Porfirio Muñoz Ledo.

Manuel Bartlett continuó su próspera carrera política. Un día, ya viejo, se fue del PRI y el PT lo cobijó dándole un escaño plurinominal en el Senado. López Obrador, que lo había acusado del fraude electoral contra Cárdenas, lo recogió de los callejones de la indigencia política y lo nombró director de la Comisión Federal de Electricidad, que casualmente tiene las mismas siglas de la ya desaparecida Comisión Federal Electoral, luego sustituida por el Instituto Federal Electoral, hoy INE.

La noche del domingo 2 de junio, el sistema de conteo rápido -cálculo matemático que devela tendencias electorales- se trabó. No se informó la causa. La presidenta del INE, la morenista Guadalupe Taddei, canceló 4 veces el anuncio del conteo rápido hasta que resurgió pasada la medianoche.

Al mismo tiempo, el Programa de Resultados Electorales Preliminares de la Ciudad de México “se cayó” y tampoco nadie dio una explicación siquiera técnica. No se restableció hasta el lunes, cuando la candidata de Morena a la jefatura de Gobierno apareció ganadora.

En redes sociales, cibernautas expresaron dudas por el resultado. Empezaron a subir fotos de las sábanas de casillas donde se muestran los resultados y es clara la amplia ventaja de Xóchitl Gálvez. Es obvio que de unos casos no ha de colegirse una generalización, pero sí estamos ante indicios de que las cosas pudieran no ser como las ha presentado el INE. También subieron fotos y videos de robo de paquetes electorales y de relleno de urnas. Durante el lunes, la tendencia creció a la par de las sospechas de fraude cibernético.

En enero de este año, el INE otorgó, por licitación, un contrato a la empresa Cyber Robotics para la gestión (manejo) y actualización del conteo de votos de la elección del 2 de junio. Mera casualidad, puritita coincidencia, Cyber Robotics es una compañía propiedad de un hijo de Manuel Bartlett.

Si no estamos ante un gigantesco fraude electoral cibernético en que el apellido Bartlett en la operación vuelve a aparecer 36 años después de la noche en que “se cayó el sistema”, ¡cómo se parece!

Finalmente, Xóchitl reaccionó, anunció que prepara la impugnación y denunció que en la elección intervinieron el Estado y el crimen organizado.

Esto no se ha acabado, dijo Xóchitl ayer. ¿Flor de un día, reacción emocional o disposición a ir hasta donde tope, con el cerebro frío y el corazón caliente?

Ya veremos.