Armando Martínez de la Rosa

** Según su sexto informe, el presidente Andrés López deja la nación convertida en el país de las maravillas.

México es ahora, gracias a Andrés Manuel López Obrador, el país de las maravillas. En 6 años, quien afirmaba que un sexenio le era insuficiente para transformar la nación, ha dicho que todo cambió para bien gracias a su gobierno.

En el país de “los otros datos”, México tiene ya un sistema de salud pública no sólo como el de Dinamarca, sino mejor, sostiene López, mientras la megafarmacia, otro de sus elefantes blancos, ha surtido 13 mil 509 recetas que requirieron 126 mil telefonemas de pacientes a quienes no se les dieron los medicamentos recetados porque no los había en las instituciones de salud. El promedio, 6 recetas por día. Mejor que en Dinamarca, en tanto los hospitales públicos carecen de medicamentos, equipamiento técnico suficiente y la pandemia mató a más de 600 mil personas. Mejor que en Dinamarca, cuando un mal tan sencillo de controlar como el dengue azota a la población.

Las gasolinas nunca subieron de precio real, ni hubo promesa de bajarlas a 10 pesos el litro. Eso ocurre en el reino de “los otros datos”, que ayer tuvo en el sexto informe un momento cumbre. En Dos Bocas -la de triplicado precio de construcción- ya se trabaja, dicen, pero las importaciones de gasolina van creciendo.

Tampoco hay inseguridad pública, la violencia criminal ha disminuido, bajaron los feminicidios a niveles apenas perceptibles, los cárteles de las drogas están temblando ante la furia gubernamental, la furia de los abrazos. Todo eso ocurre en el sacro imperio de “los otros datos”.

La economía va en crecimiento, cuenta López, y es una maravilla, mientras las amas de casa se truenan los dedos cada que van al mercado, a las tiendas, a comprar los víveres de la familia, porque el dinero no alcanza. Asombrosa economía que ve derrumbarse con estrépito el motejado “superpeso”, esa triste divisa que ahora dejaron de presumir las vocerías del chayote transformador.

En el milagroso territorio de “los otros datos”, los del informe, el Tren Maya se convirtió en restaurador del medio ambiente y nunca taló cientos de miles de árboles ni destruyó mantos de agua subterránea.

Tampoco hay impunidad en el reino “otrodatero”, pero se siguió encubriendo a los autores materiales e intelectuales de la masacre de Ayotzinapa, cuyas víctimas fueron bandera de campaña y ahora son desechos del poder que ya no las necesita. Y siguen tan campantes los expresidentes a quienes López culpó de todos los males nacionales y de la peor corrupción, pero nunca los tocó ni con el pétalo de una florecita transformadora.

En el reino de “los otros datos”, los desaparecidos son más y más y más cada día, los policías nunca torturan ni sirven al crimen organizado, ni hay narcogobernadores, y quien entrega a un capo a Estados Unidos es traidor a la patria.

Tal el informe de “los otros datos”, tal el México que no conocíamos y ahora ya sabemos que existe y es el país de las maravillas.

Ya se va el día último de este mes. ¿O permanecerá atrasito del trono del reino de “los otros datos”?