Armando Martínez de la Rosa

Sabbath

Para cazar en tierras de Colima, la escopeta es la herramienta más adecuada a la abrupta orografía colimense.

Los terrenos planos son relativamente pocos y la mayoría está poblada de vegetación que dificulta tiros largos para los que son propios los rifles. En las tierras altas, es decir, cerros y montañas, los espacios para los disparos son aún más restringidos, quiero decir, que ahí suelen ejecutarse a distancias cortas, para lo cual las escopetas son más adecuadas.

Un rifle, cualquiera que sea su calibre, es mejor para los tiros de media y larga distancias. Es verdad que también son útiles a corta distancia, pero en los primeros rangos la escopeta ofrece más oportunidades de acierto. Supongo que tal sea la razón de que entre los cazadores de Colima haya más escopeteros que rifleros, si bien puede intervenir el gusto personal y, sobre todo, con qué arma se siente más cómodo el tirador.

La escopeta es un arma de corto alcance. Sostienen los expertos que la mayor probabilidad de acertar un disparo está entre los 14 y los 40 metros. No obstante, pueden acertarse tiros a menos de 10 metros y a más de 40, incluso a 70 y, en casos excepcionales, hasta alrededor de 100, aunque en este caso la probabilidad es más baja.

Ahora bien, si se decide a tirar con escopeta, el cazador se pregunta qué cartucho usar. No es una decisión sencilla y usualmente se toma con base en la experiencia personal o, lo que es frecuente, con las marcas que haya disponibles en el mercado local. Doy por hecho que es factor determinante qué piezas se pretende cazar.

Me explico. Las escopetas permitidas en la cinegética son de los calibres 12, 16, 20, 28 y 410. Las más utilizadas son las de 12 y 20, aunque entre campesinos hay una peculiar preferencia por el calibre 16, que ya se fabrica poco.

Supongamos que se tiene una 12. Ahora, hay que escoger qué munición utilizar. Las postas de los cartuchos de escopeta varían de tamaño y van del 00 al 9, pasando por el 0B, 2B, 4B, 6, 7 ½, 8 y 9. Las 00 y 0B son las más recurridas para la caza de venado y jabalí. Cada cartucho contiene 12 postas o un poco más en el 0B, si bien hay algunas marcas que ofrecen sólo 9 balines por cartucho, generalmente las italianas.

El 2B es recomendado para el tiro al ganso, un ave asaz resistente y de vuelo alto. También queda en ese rango el 4B, igualmente aconsejado su uso en especies medianas como el jabalí y el tejón solitario. Conforme se asciende en la lista, el tamaño de la munición es menor y la cantidad en un cartucho es mayor. Por ejemplo, mientras el 00 tiene 12 ó 9 postas, el 7 ½ contiene más de 300 esferas de plomo muy pequeñas, más o menos del tamaño de los eslabones de una cadena de ventilador, para dar un punto de comparación.

En el caso del 6, suele ser muy adecuada para tirar al pato y a las huilotas al vuelo, que también se abaten con munición del 7 ½.

Tampoco es un dogma. He visto a compañeros cazar venado a distancia muy cercana con munición para huilota y fallar por mal pegado el tiro con postas del 00.

Otro factor a considerar es la cantidad de pólvora de cada cartucho en relación con la cantidad de munición. Los hay de alta, baja y media velocidad, lo que depende de la carga de pólvora. Cuando se puede elegir, mi personal y subjetiva preferencia es la velocidad alta o estándar. Y en ocasiones, la única elección posible se resume en una frase: “llevo de los que haya”.

Entre un montón de marcas, mis favoritas son la estadounidense Remington -antes frecuente y ahora escasa en el mercado nacional-, las españolas J&G y Kemen, muy eficiente este último en el tiro a la huilota al vuelo.

Ahora bien, si se dispone del arma preferida, del cartucho que uno desea y del tamaño de munición que se considere adecuado, y aun así hay falla en el tiro, la culpa no es de las herramientas, sino del tirador. Ningún arma ni cartucho alguno sirven cuando el tirador es malo o salió de caza andando crudo, tembloroso y desvelado.