Armando Martínez de la Rosa

Espacio Tiempo

Hay tiempo de tirar cohetes y tiempo de recoger varas. En esa última labor se ocupa el gobierno de México ahora mismo. Llegó la ruda cruda después de la pachanga nacionalista y vociferantemente patriotera de hace un mes en el zócalo.

Casi de rodillas, como los peregrinos más atribulados llegan a la basílica, Marcelo Ebrard estará hoy en la catedral de Washington para pedir, rogar, implorar por un milagro: que los aranceles sean poquitos, no como al resto del mundo. A ver qué logra, pero ya no habrá otra pachanga en el zócalo.

El acoso trumpiano tiene varios frentes. También hoy, pero en México, la presidenta Claudia Sheinbaum recibirá a la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, una mujer más echada pa’lante que su patrón, el de la Casa Blanca. Estuvo en El Salvador y en Colombia. Y no anda de paseo, sino presentando a cobro facturas y exigiendo el pago.

Digamos que la doñita Noem, lejos de la diplomacia, viene a dar instrucciones y repartir tareas. Y de paso, demandar que los patriotas y nacionalistas que gobiernan aquí envíen a las cortes estadounidenses un nuevo paquete de reos, con la salvedad de que deben ser narcos de esos a los que no les componen corridos, ahora les toca aportar a esa prolífica tribu de los narcopolíticos. Ya se verá, porque tampoco hay que esperar que el mandato se grite a los cuatro vientos.

Tal el pago. Y vaya que en ese giro México tiene de sobra con qué liquidar la deuda o al menos abonarle. Ahí no valen las simulaciones.

MIENTRAS TANTO…

Y si de simulaciones se trata, la de ayer fue una más. Los gobernadores del occidente se reunieron en Morelia para una farsa más. Acordaron trabajar coordinadamente por la seguridad y la paz en la región. Acuerdos como ese han hecho todos los gobernadores. Y ni la seguridad ni la paz han llegado. Y no llegará nunca mientras el combate a los bandidos sea de los dientes para afuera como ha sido, es y será mientras asuman por válido el Manual del Tío Lolo.