Héctor Sánchez de la Madrid

En solfa

Durante la hegemonía del PRI, que duró de 1929 hasta 2000, ¡71 años!, la mayoría de las sucesiones presidenciales se dieron de forma suave, hasta que al final del siglo pasado Ernesto Zedillo pactó la ansiada alternancia con el panista Vicente Fox, quien logró transmitir el poder presidencial a su compañero de partido, Felipe Calderón, no así este último que lo regresó de nuevo al priista Enrique Peña.

Desde 1929 hasta 2018 imperó el sistema político priista, el cual siguieron los tricolores y los albiazules al pie de la letra, con diversos cambios que hicieron unos y otros, la mayoría para bien. En esos 89 años los presidentes entrantes realizaron ajustes, modificando o suprimiendo los planes y programas que habían recibido, así como creando otros nuevos que le daban el sello personal a sus respectivos regímenes.

Al haber continuidad en el rumbo trazado, nuestro país se fortalecía y ofrecía certidumbre en lo político y lo económico tanto al interior como al exterior. Tampoco todo fue miel sobre hojuelas ya que algunos planes y programas positivos de los gobiernos salientes los llegaron a desaparecer las administraciones entrantes, sin embargo, había continuación en muchos de ellos con los ajustes de cada uno para imponerles su marca.

Definitivamente, el viejo sistema político requería de grandes cambios después de 1968, a raíz de la masacre de Tlatelolco, lo cual no hicieron los presidentes Luis Echeverría ni José López Portillo, tampoco Miguel de la Madrid cuando en 1987, a un año de terminar su mandato, surgió un movimiento al interior del PRI encabezado por Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas, ahí era el momento de transformar al oxidado tricolor abriéndolo más.

Al no hacerlo se perdió una gran oportunidad, peor aún con la caída del sistema de computo de los comicios que ejecutó el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, para que ganara la elección Carlos Salinas. ¿Qué habría pasado si De la Madrid Hurtado hubiera abierto el partido tricolor para que participara Cárdenas Solórzano en un proceso interno en el que se eligiera al candidato a la presidencia de la República?

No lo sé, es probable que Cuauhtémoc y Porfirio se habrían quedado en el PRI y no se hubieran sentado las bases para que 12 años después el abanderamiento tricolor perdiera el máximo cargo público de la nación, tampoco Zedillo habría negociado con Fox la presidencia para que Salinas no lo persiguiera, como lo he comentado anteriormente. En 1988 Miguel pudo cambiar la historia de México si hubiera abierto las puertas del PRI.

Peña Nieto regresó al tricolor a Los Pinos en 2012 gracias a una campaña que difundió su presencia física, no su talento porque no lo tiene, aprovechando la debilidad de la postulante del PAN y la fuerza del candidato del PRD que dividió el voto en tres partes. Como presidente tuvo aciertos, pero se perdieron por los latrocinios cometidos en su administración. Su salida fue entregarle el país al candidato morenista a cambio de impunidad.

López Obrador, como mandatario, destruyó el anacrónico sistema político priista, bien por ello, sin embargo, no solamente desapareció muchos de los vicios y excesos que había, aplausos porque lo realizó, sino que arrasó con instituciones que funcionaban y eran necesarias, que solamente requerían corregirlas, mejorarlas, pero nunca quitarlas como lo hizo, con desprecio. También le quitó el decoro a la investidura presidencial.

Andrés Manuel, como presidente, confundió la democracia y la división de poderes como si fueran obras de priistas y panistas, de ahí su rabia en contra de dos creaciones griegas que fueron perfeccionadas por los romanos y más recientemente por los franceses. Contradictorio, el tabasqueño presume ser demócrata y humanista cuando en realidad piensa y actúa como autócrata y venera a los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

El desmantelamiento de nuestro sistema político perpetrado en el régimen anterior alcanzó a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el mes de septiembre al desarticular al Poder Judicial, quizás el más importante de los tres, ya que este “vela por el cumplimiento de la Constitución y de las leyes en general” y “funciona de manera autónoma sobre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo a fin de garantizar sus dictámenes”.

¿Cuál será el estilo de gobernar de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo? Nadie lo sabe, como nadie conocía cómo se comportarían los sucesores de los mandatarios priistas y panistas, sin embargo, todo indica que ella romperá con las formas de antaño e iniciará un nuevo modelo, distinto a los anteriores, estoy seguro que no romperá con su antecesor a corto plazo y que seguirá los lineamientos de la 4ª Transformación, e inclusive construirá su segundo piso, pero creo y espero que lo haga con personalidad propia, con educación, con clase, con seriedad, con veracidad y con humanismo