Armando Martínez de la Rosa
** Un grupo anarquista se enfrentó a la policía de la Ciudad de México. ** Destruyen negocios e incendian estación del Metro.
Miles de personas, sobre todo jóvenes, marcharon ayer en la Ciudad de México para conmemorar 56 de la masacre de estudiantes el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las 3 Culturas.
La marcha transcurrió en orden, pero un grupo autodenominado anarquista se enfrentó a cientos de policías que resguardaron el Palacio del Ayuntamiento en el zócalo de la capital. También incendiaron una parte de la estación Tlatelolco del Metro, destruyeron fachadas de negocios, sobre todo a los que por su marca identificaban de origen extranjero, como la cafetería Starbucks, por ejemplo.
Formados en valla y colocando por delante los escudos, los gendarmes apagaban en el zócalo las llamas de pequeños incendios al tiempo que lanzaban gases lacrimógenos a los manifestantes que violentaban la marcha. Finalmente, los policías se retiraron en bloque y los anarquistas continuaron actuando.
La mayoría de manifestantes marchó en paz y coreando consignas sobre la masacre, sobre todo la emblemática desde hace décadas: ¡2 de octubre no se olvida!
El 2 de octubre de 1968, en el auge del movimiento estudiantil de ese año, se organizó un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, Ciudad de México (entonces Distrito Federal). El presidente Gustavo Díaz Ordaz, por medio de su secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, la Defensa Nacional y la Dirección Federal de Seguridad, ordenó la matanza de más de 300 de los reunidos en el mitin y el encarcelamiento de miles.
El así llamado Batallón Olimpia, un cuerpo policiaco clandestino formado para ese fin, comenzó la masacre disparando contra los estudiantes, primero, y luego contra los soldados que vigilaban alrededor de la plaza. Esto último, generó la entrada de soldados a bayoneta calada y con disparos de armas de fuego a matar estudiantes y otros civiles que ahí se encontraban.
El movimiento estudiantil de 1968 demandaba algunas libertades civiles y la derogación de delitos políticos del Código Penal. La respuesta gubernamental fue la represión con el pretexto de que ese año se celebrarían los Juegos Olímpicos en la hoy Ciudad de México.
Meses después, el presidente Díaz Ordaz asumió públicamente la responsabilidad de la matanza para limpiar a su sucesor en la presidencia, Luis Echeverría. Aunque investigado por una comisión especial, Echeverría nunca fue castigado y murió a los 100 años de edad, el 8 de julio de 2022, ya perdido el contacto con la realidad y física y mentalmente deteriorado.
Díaz Ordaz murió el 15 de julio de 1979, en la Ciudad de México. Algunas crónicas narran que había perdido la visión de un ojo y luchaba todas las noches contra sus propios fantasmas y remordimientos por sus crímenes. Nunca fue procesado.
El movimiento estudiantil de 1968 obligó al Estado mexicano a iniciar reformas para conceder libertades políticas a la población.
Ayer, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, salió a ofrecer “disculpas públicas” en nombre del Estado mexicano por la masacre de 1968.