Armando Martínez de la Rosa
** Hoy votan los ciudadanos de Estados Unidos en un peculiar sistema, el de la elección de 538 delegados al Colegio Electoral que a su vez deciden quién sea presidente.
Estados Unidos llega al supermartes electoral con una pesada carga de incertidumbre. Ni las mejores encuestadoras han dilucidado una ventaja clara para uno de los 2 contendientes: la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump.
Es probable que ni siquiera esta noche, cerradas las urnas a las 10 p.m. se conozca al ganador. Los datos arrojan ventajas de 1 ó 2 puntos como máximo a cada uno. En algunas encuestas, aventaja Trump; en otras Harris.
A diferencia de la mayoría de las naciones, Estados Unidos elige presidente de manera indirecta, no mediante el voto universal en que triunfa quien más votos obtenga en el país.
El Colegio Electoral se forma con 538 delegados con un voto cada uno. Los delegados representan a los estados. Cada estado envía tantos delegados conforme a la cantidad de habitantes. La disparidad es enorme. Por ejemplo, California envía 54 (tuvo 55 en la elección de 2020) y Texas 40. En el otro extremo, Alaska y Wyoming aportan 3 cada uno.
Para ganar, un candidato debe obtener un mínimo de 270 delegados. No importa si en el conteo universal de todo el país obtuvo más votos de ciudadanos que su adversario, lo que importa es ganar en cada estado para llevarse todos los votos electoral de esa entidad y dejar en cero al otro contendiente. Así ocurrió en 2016, cuando la demócrata Hilary Clinton obtuvo más votos ciudadanos que Donald Trump, pero éste sumó más delegados al Colegio Electoral y llegó a la Casa Blanca.
Por ahora, muchos millones de votos por correo han sido enviados por los ciudadanos al organismo electoral de sus estados y serán contados hoy mismo.
Hay 7 estados que según los expertos serán clave para decidir la elección, y entre ellos sobresale Pensilvania, con 17 delegados electorales. Incluso en esas entidades hay división de preferencias: 4 para Harris y 3 para Trump.
Para el expresidente, la mayor fuerza electoral la tiene entre ciudadanos de raza blanca, especialmente los trabajadores y los agricultores llamados wasp, acrónimo de white, anglosajon and protestant (blanco, anglosajón y protestante), muchos de ellos racistas que atienden al lema de campaña del republicano: Estados Unidos grande otra vez.
Harris funda su fuerza en las clases medias, los ciudadanos con más estudios, los negros, los así llamados hispanos y las mujeres.
La elección de hoy acapara la atención mundial y para México es particularmente relevante por la vecindad, el volumen de comercio, la migración y el tráfico ilegal de drogas.